MIL GRULLAS POR LA PAZ EN MEXICO es un proyecto de la Red Global por la Paz en México que nace para apoyar y acompañar al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en sus movilizaciones y en sus caravanas. Nace solitario en Tokio donde la comunidad “siciliana” todavía no se manifiesta y luego lo arropan otras ciudades de la Red Global lo que le da más vida y dinamismo. Nace en mayo cuando todavía se resiente fuertemente entre la población el impacto del temblor, el maremoto y el accidente nuclear de Fukushima. En la capital todos los días tiembla y cada temblor deja a todos sin aire. Es como si al quedarse uno quietecito y no respirar, pudiera uno evitar lo inevitable. La electricidad está racionada así que ni en el metro hay demasiada luz ni en las calles hay neones. No se oyen ruidos pues la ciudad está sobrecogida y los altavoces comerciales saben que no es momento de llenar la ciudad con aquella risa epiléptica del capitalismo de la que hablaba León Felipe en su poema “Me compraré una risa”. No corren rumores pero salta a la mente de todos que la familia imperial podría volver a Kioto como antes de 1868 y que Tokio dejaría de ser la capital que ha sido desde 1603. No importaría si no fuera que esta ciudad dio a luz una de las expresiones más interesantes de la cultura japonesa: “la cultura de Edo”. No importaría si no fuera que algunos de nosotros estamos apegados a ella. No importaría si no fuera que el Japón del norte es el “sur” de esta isla que por lo menos se sentía afortunado de situarse relativamente cerca de la Capital. En ese ambiente nace el proyecto de las grullas. De cuadritos de papel multicolores nacerán pajaritos por obra del ingenio humano. Y estos pajaritos al llegar a mil, quien sabe por qué mecanismo mágico, harán nacer una esperanza. Las Mil Grullas (que llegaron al fabuloso número de 4406) fueron depositadas frente a la estatua de la niña Sadako (víctima civil de las bombas atómicas estadounidenses) en el Parque de la Paz en Hiroshima el 30 de octubre a las 11 de la mañana de un día lluvioso. Ahí llegan al año miles de grullas a pedir por la paz del mundo. Esta vez los mexicanos, que sentíamos lejos Hiroshima, lo sentimos cerca. Nada hay más preciado que la paz: queremos devolverle a México sus colores, su alegría. No es posible que perdamos la fama de ser uno de los pueblos más joviales. No es posible que esta risa sincera nuestra desaparezca del globo. Sicilia nos envía un mensaje clave: “vamos a arroparnos”. Y, de pronto, es como si el gesto más humilde tomara otra dimensión. Las grullas de papel hechas con verdadera devoción en Amsterdam, Hamburgo, Montreal, París, Zurich, Colonia, Tarragona, Barcelona, Nueva York y Toluca son paseadas por sus respectivas ciudades antes de ser delicadamente depositadas en una caja o sobre y emprender su vuelo a Tokio donde serán recibas como reinas. Todas ellas saldrán a pasear (que no es turistear) y aprenderán algo del país que las recibe. Serán tratadas como nos gustaría que se tratara a cada migrante centroamericano que pasa en nuestro territorio, como nos gustaría que en todo país se tratara a aquellos que por diferentes razones se aventuran a otra tierra. ¿Sueños guajiros? Quizás. Pero ojalá que acciones simbólicas como éstas pudieran servir de ejemplo para que los seres humanos fuésemos más generosos con nuestros semejantes. Y curiosamente algo nos dice que estos ejemplos de amor, de idealismo son importantes. Porque... si no ¿por qué nos habrían llegado mensajes entusiastas de maestras de escuelas o de encargadas de bibliotecas públicas tan cercanas a la niñez, tan preocupadas por su futuro? ¿por qué nos habrían llegado no sólo mensajes sino grullas de ciudades tan lastimadas y tan profundamente preocupadas como Monterrey o Tijuana? El papel no es papel, ni las grullas de papel son sólo un remedo de grullas. Son estas grullas de papel nuestra esperanza y por eso es lógico que las tratemos como lo más sagrado de nosotros. Nuestras "grullitas" (que así solemos llamarlas) llegaron al número de 4406, superando ampliamente nuestras expectativas, pues a última hora se adherieron a las 3000 y pico que ya teníamos, 1134 llegadas de las ciudades arriba mencionadas. Todo eso nos dice una cosa importante: los mexicanos, dentro y fuera de México, no son indiferentes a lo que pasa. Quieren un México digno, justo y en paz. Y... saben que unidos pueden lograrlo. Las grullas no se hicieron solas. Costó ir a buscar el papel, entrenarse a hacerlas con ayuda de un video de youtube, pensar en reunir a un grupito, empaquetarlas, mandarlas, recibirlas, reunir a un grupito para ensartarlas y alinearlas en hileras de 40 o 50, buscar el haro para atar el “racimo” de 1000, buscar una bolsota para transportarlas, comprar el billete para Hiroshima, apartar el hotel y finalmente llegar un día de lluvia a depositarlas como si nada. Todo esto se hizo con amor y constancia. Que, dicho sea de paso, poseemos los mexicanos luchones de esta nación desdichada. Así que no hay más: manos a la obra. Démosle gusto al maestro Granados Chapa: “hagamos que renazca la vida, permitamos a nuestro País escapar de la pudrición que no es destino inexorable”. Red Global por la Paz en México. Tokio, 2 noviembre 2011 |